
La empresa de clases particulares Claseduc, en conjunto con algunos de sus tutores y profesores, elaboró esta práctica guía para que los estudiantes puedan adquirir técnicas de estudio.
Para muy pocas personas es un misterio que el trabajo ordenado y sistemático es una muy buena forma de favorecer el aprendizaje de los estudiantes.
También, hemos comprobado algo que es muy sabido por todos los expertos en educación del mundo: la
constancia y el esfuerzo individual de cada estudiante es un factor importante para subir las notas, asimilar los contenidos y poder extraer información relevante de textos y materias.
Estilos de aprendizaje
Después de cualquier clase en un colegio o universidad, se puede preguntar uno por uno, a cada
alumno, qué es lo que se les ha enseñado. Un número mayoritario, conservará imágenes de lo que se
ha tratado y recordará algunos momentos que vieron en la sesión.
Otros, tendrán la tendencia a contar o narrar los contenidos, mientras que unos pocos, comentarán sobre cómo se sintieron en la clase.
¿Por qué podría ocurrir esto?
Básicamente, porque cada alumno percibe de forma prioritaria cosas distintas.
Desde hace varias décadas, las ciencias de la educación se han centrado en el proceso de aprendizaje como un factor clave para mejorar la enseñanza.
Por lo tanto, ahora entendemos que el aprendizaje es influido por diversos factores, que van desde los ambientales, como la luz, la temperatura o el ruido; hasta otros más emocionales, como la motivación y la responsabilidad.
Es en esta línea que la Programación Neurolingüística (PNL) destaca el “estilo de aprendizaje” de cada individuo. En otras palabras, la forma preferida que las personas tienen para captar, recordar, imaginar o enseñar ciertos contenidos.
Algunos usan más sus ojos, mientras que otros captan mejor los contenidos por sus oídos o el tacto. Son los tres modos de percepción sensorial: visual, auditiva y kinestésica.
Por otro lado, ambos hemisferios del cerebro captan, procesan y conectan la información de distinta manera, según su especialización o su mayor o menor actividad en cada área.
Integrando hemisferios y percepción sensorial

En términos generales, el hemisferio izquierdo es el lógico y piensa en símbolos y conceptos abstractos. Gontiene la capacidad para las matemáticas y para leer y escribir.
El hemisferio derecho, por su parte, procesa la información de manera global, partiendo del todo para entender las distintas partes y cómo encajan unas con otras.
Gracias a este lado, entendemos las metáforas, soñamos, creamos nuevas combinaciones de ideas y tenemos capacidad imaginativa y fantástica.
Tomando en cuenta todo lo anterior ¿Qué es lo ideal en el proceso de enseñanza y aprendizaje?
Tratar de combinar el lenguaje de los dos hemisferios y de los tres modos de percepción sensorial: visual, auditiva y kinestésica, siempre que sea posible.
Con alumnos en los que predomina un estilo de aprendizaje marcado, lo recomendable es potenciar el uso equilibrado de los diferentes modos de percibir y procesar.
Tal como explican en el web de pedagogía española www.prepazadospazaaprendez.com “encontrar la
dominancia propia, el sentido preferente, el estilo característico y aportar métodos y claves para optimizarlas es parte importante del trabajo que los profesores deben aplicar”.
Percepción sensorial en la práctica
Según la web www.educarchile.cl, se puede clasificar a los estudiantes según sus distintos estilos de aprendizaje:
Aprendizaje visual
Los estudiantes visuales aprenden mejor a través del contacto visual con el material educativo. Piensan en imágenes y son capaces de traer a la mente mucha información al mismo tiempo, por ello tienen más facilidad para absorber grandes cantidades de información con rapidez.
Las representaciones visuales del material, como gráficos, cuadros, láminas, carteles y diagramas
mejoran su aprendizaje. Y lo mismo ocurre con videos, películas o programas de computación, los que
también mejoran su aprendizaje.
Recuerdan mejor lo leído que lo escuchado, ya que su forma más eficiente de almacenar información es visual. Según explican en wurw.educarchile.cl, se calcula que entre un 40% y un 50% de la población privilegia el estilo de aprendizaje visual.
Aprendizaje visual-auditivo
Este grupo aprende mejor escuchando material educativo. Piensan y recuerdan de forma secuencial y ordenada, por lo que prefieren contenidos orales. Incluso, asimilan mejor cuando pueden explicarlo a otra persona.
Son los que mejor se adaptan al estilo tradicional de enseñanza, en que las clases son principalmente expositivas. Tienden a recordar mejor lo que escuchan que lo que leen.
Se calcula que entre un 10% y un 20% de la población en general privilegia el estilo de aprendizaje auditivo.
Aprendizaje kinestésico
Finalmente, quienes aprenden mejor cuando interactúan físicamen- te con el material educativo, tienen un estilo kinestésico.
Usualmente, son los estudiantes que en una clase expositiva se están balanceando en la silla, hacen
dibujos o se paran constantemente.
Aunque en términos generales, su aprendizaje es más lento, pueden mejorar mucho con las actividades físicas, el dibujo, la pintura, los experimentos de laboratorio y los juegos de rol.
Normalmente, recuerdan mejor lo que hacen y no tanto lo que ven o escuchan. Se calcula que entre un 30% y un 50% de la población, en general, privilegia el estilo de aprendizaje kinestésico. Y en los hombres, este porcentaje es aún mayor.
Cómo estudiar con los hijos

Usualmente, lo que se hace en la primera sesión de clases particulares, es aplicar un diagnóstico al estudiante, para poder evaluar y establecer cuáles son las debilidades y fortalezas que presenta.
Como se trata de enseñarle a nuestros propios hijos, la evaluación no tiene que ser tan estricta.
Según explica la tutora de Claseduc, Ángela González, profesora y licenciada en Historia, “no es necesario que el diagnóstico sea formal, es decir, puede ser una conversación guiada sobre las materias que trabaja el alumno en el colegio, con el objetivo de que explique cuáles siente que son las más difíciles y las que tienen evaluaciones más complejas de abordar”, aclara.
Al mismo tiempo, es recomendable averiguar cuáles asignaturas le gustan o le desagradan al estudiante. Y, en este último caso, qué siente cuando está en clases de un ramo que no es de su preferencia. Por ejemplo, si siente miedo, ansiedad, angustia, impotencia, etc.
Para Patricia Rojas, tutora de Claseduc y licenciada en educación con mención en inglés, es fundamental que el alumno o alumna entregue luces sobre cómo le es más fácil aprender.
Por ejemplo, a través de recursos visuales o auditivos, actividades grupales o individuales. “Este
aspecto se puede conocer a través de una evaluación no centrada en contenidos, si no que más bien
en componentes motivacionales”, explica Patricia.
Tips de estudio
- Tener el material apropiado para reforzar los contenidos que está trabajando el alumno/a en el colegio.
- Revisar las fechas de las evaluaciones y sus respectivos contenidos con el objetivo de armar un
cronograma de trabajo. Hacer esto, permite programar qué es lo que se trabajará en cada sesión de
estudio, de forma tal que las clases siguientes, el estudiante ya tenga sus materiales listos para comenzar a trabajar sin pérdidas de tiempo. - Hacer un calendario mensual de tareas, pruebas y trabajos en una hoja y pegarlo en algún lugar visible del dormitorio, es una buena estrategia para tener esa información siempre a la mano.
- Para Angela González, también es relevante mantener una estructura formal de clases. “Debe haber
un inicio claro (reactivación de conocimientos), desarrollo (profundización y aplicación de con-
tenidos) y cierre (síntesis y retroalimentación). Ahora bien, hay que entender que esta estructura
debe ser flexible dependiendo del ambiente que se genere durante la clase y, por lo tanto, hay que tener la capacidad de improvisar”. - María Angélica Barros, licenciada en pedagogía general básica de la Universidad Católica de Chile
explica que es fundamental “comprobar clase a clase, que el alumno(a) está realmente comprendiendo los contenidos trabajados. Y detenerse en aquellas materias que no ha logrado incorporar de forma significativa”.
Motivación para el estudio

En el artículo “¿Motivar para aprobar o para aprender? Estrategias de motivación del aprendizaje
para los estudiantes”, del año 2010, los profesores Alejandro Anaya-Durand y Gelina Anaya-Huertas, explican que “el elemento esencial para lograr una motivación permanente en el alumno para
aprender, para desarrollar y trascender, lo constituye el propio profesor, quien mediante su estímulo, ejemplo y motivación personal, impulsa al alumno a sacar lo mejor de sí, como lo define el propio término educar (sacar lo mejor de sí)”.
Para María Angélica Barros, “la desmotivación, muchas veces, se relaciona con el fracaso. Guando un
estudiante ha obtenido malos resultados se siente incapaz de comprender o aprender algún contenido. Lo más importante para revertir esa situación es mejo- rar la autoestima y la
autovaloración del propio alumno/a”.
“Es importante que entienda que esos malos resultados que obtuvo en el pasado ya no se repetirán, porque él es realmente capaz y si hubo resultados desfavorables, fue por una mala comprensión y poca preparación”, explica.
La doctora en educación y decana de la Stanford Graduate School of Education, Deborah Stipek, ha hecho experimentos que revelan que lo que un niño cree sobre su inteligencia afecta su motivación al éxito.
“Si él piensa que la inteligencia fue definida cuando nació y cree que nunca la ha trabajado o no la ha mejorado a medida que ha crecido, normalmente el niño(a) va a rendirse sin siquiera tratar. Por el contrario, si se le ayuda a entender que la persistencia es más importante que la suerte al nacer, usted podrá promover a su niño a aprender a tener éxito a su propio paso. Este es el niño que cambiará de decir ‘¿Para qué tratar?’ al ‘He aprendido a ir más despacio y a revisar mis tareas dos veces’.”
Consejos para motivar
- Todos los niños necesitan saber que sus padres están con ellos, a su lado. Como padres, es importante que les demostremos amor y respeto. Si tiene problemas de aprendizaje, es importante conectarse con él, aceptarlo y apoyarlo en todas las situaciones.
- Usualmente, en nuestra cultura se premian más los resultados y el talento nato. En este contexto, los niños que tienen dificultades en el colegio, quedan “excluidos”. Entonces, es
fundamental poner énfasis en el aprender solamente por aprender y darle tanto valor al aprender como a los resultados escolares. Ayude a su niño a que aprenda cómo establecer metas de aprendizaje que se puedan lograr. - Según explica María Angélica Barros, “es fundamental desarrollar en el estudiante la convicción de que él puede conseguir todo lo que se proponga, con disciplina y trabajo. Al sentirse motivado, la concentración también mejorará”.
- Muchas veces, hay alumnos que logran motivarse a través de actividades más lúdicas. “En algunas áreas o temáticas es recomen- dable recurrir a recursos de información digital, que son más visuales”, explica Rossana Astorga, profesora de Claseduc y licenciada en educación.
- “En la mayoría de los casos, los estudiantes sienten que las clases y tutorías son una obligación o imposición, por lo tanto, hay escasa motivación. Para lograr que surja, es bueno escuchar a los alumnos, averiguar qué les gustaría hacer y cómo les gustaría aprender la materia que se está trabajando”, cuenta Ángela González.
- Patricia Rojas explica: “Cuando tengo alumnos con dificultades como Trastorno por déficit de atención (TDA), los motivo dando consejos como ‘tú eres capaz, tu dificultad o problema solo incide en que te va a tomar más tiempo que tus compañeros terminar la actividad, pero vas a terminarla igual”.
Cómo crear hábitos de estudio
“Todos los niños, niñas y adolescentes requieren del apoyo de sus padres, sentirlos preocupados por ellos y sus estudios. Las familias pueden aportar a la educación con apoyo pedagógico, ayudando a que el niño/a cree hábitos de estudio, haciéndole sentir que la familia se interesa por su vida
escolar”.
Esta cita es parte del texto que Unicef Chile tiene en la sección de educación de su sitio web. Tal como se desprende de ella, es fundamental el apoyo de los padres en el proceso educativo de los mas pequeños.
Apoyar los hábitos de lectura diaria; definir un horario de estudio; acompañar durante la lectura de un texto; preguntar de qué se trataba lo que leyó; reforzar el reconocimiento de los números y su escritura desde elementos cotidianos, como las boletas de servicios básicos, los envases de
productos, etc.
Sin embargo, en la actualidad los padres tenemos muy poco tiempo en la semana para estudiar o ayudar a nuestros hijos con sus tareas.
En cualquier caso, eso no es excusa para no apoyarlos e incentivarlos para que adquieran hábitos de estudio y organicen correctamente sus tiempos para hacer tareas y trabajos.
Guando son muy pequeños, esto es más complejo de hacer, ya que no han generado suficiente autonomía y se hace muy necesario acompañarlos y guiarlos con sus estudios y deberes. En estos casos, recurrir a un hermano mayor, algún pariente o un profesor particular puede ser de gran ayuda.
A medida que crecen y avanzan en la enseñanza básica, esa autonomía se va consiguiendo de a poco, pero igualmente es fundamental orientar a los niños para que generen planes de estudio, que se adapten a cada estilo de aprendizaje, como mencionábamos en la primera parte.
Pero ¿Por qué es tan importante que hagan sus tareas y repasen diariamente las materias?
Básicamente, porque “permiten inculcar en los niños hábitos y actitudes importantes: la capacidad de trabajar por su cuenta (autonomía e independencia), un sentido de responsabilidad por el aprendizaje, autodisciplina y manejo del tiempo (recordemos que para muchos niños las tareas representan la primera oportunidad en su vida de programar el tiempo y trabajar bajo la presión del reloj), el desarrollo de la iniciativa y el gusto por los estudios”, según explican en la web educarchile.cl.
¿Cómo hacer esto en casa?

Usualmente, lo que se hace en una primera sesión de clases particulares, es aplicar un diagnóstico al estudiante, para poder evaluar y establecer cuáles son las debilidades y fortalezas que presenta. Como se trata de enseñarle a nuestros propios hijos, la evaluación no tiene que ser tan estricta.
Tal como mencionábamos anteriormente, no es necesario que el diagnóstico sea formal. Basta una conversación para saber cuáles son los temores y complicaciones de cada niño, y en qué asignaturas tiene más problemas.
Un lugar o espacio incómodo puede ser la excusa ideal para dejar de estudiar. La cabeza podría proponer constantemente alternativas para oponerse a la realización de los deberes escolares, por lo tanto, es fundamental generar el mejor ambiente posible, que no desconcentren al estudiante.
¿Qué elementos se deben considerar para un buen ambiente de estudios?
- Un lugar fijo, que se mantenga de manera permanente, donde no haya distractores, como radio,
computadores, juguetes, celulares o televisión. Idealmente, que no sea un sitio de tránsito de
personas. - Una correcta iluminación: idealmente, donde haya mucha luz natural, sin resplandores o
contrastes agudos. Si ya no hay luz natural, una lámpara que genere iluminación indirecta, con
pantalla semi- transparente. - Mobiliario cómodo: estudiar acostado en la cama no es lo más recomendable. Podría generar
sueño, por ejemplo. Lo mejor es contar con una silla cómoda y una mesa adecuada, ni muy baja, ni
muy alta. - Tener los materiales de estudio a mano: libros, cuadernos, guías, lápices, goma de borrar, etc.
De esta forma, se evita que el estudiante se pare a cada rato a buscar sus útiles escolares a
otra pieza, interrumpiendo el estudio.
Organizar los tiempos de estudio
Todas las personas necesitan tiempo para hacer diversas actividades. La vida no es solo trabajo o estudio, sino que también se debe dejar espacio para los deportes, la familia, los amigos, las actividades recreativas y los deberes de la casa, entre otros.
Pero como pueden llegar a ser tantas cosas, es necesario priorizar y muchas veces habrá que dejar de lado algunos hobbies. En el caso de los niños, puede ocurrir, por ejemplo, que juegue fútbol por el colegio, tenga un grupo musical con amigos, vaya a scout y, además, esté en el taller de atletismo. Gon tantas actividades, es posible que tenga que dejar alguna de ellas para no
sobrecargarse.
El tiempo para los deberes escolares requiere concentración y lucidez.Y para esto, lo mejor es estar descansado y no con una agenda copada de actividades. Por lo tanto, una de las primeras cosas
que se deben definir, son las sesiones de estudio.
¿Cuánto tiempo es lo recomendalole? Un estudio realizado por la Universidad de Oviedo, España, en 2010-2011 y publicado en la revista científica “Journal of Educational Psychology” determinó que a partir de un determinado tiempo invertido en hacer deberes escolares, el rendimiento empieza a decaer.
Puntualmente, a los 90 – 100 minutos de realizar las tareas, comienza a bajar el rendimiento.
Según el estudio, “el punto más eficiente es entre 60 y 70 minutos. Por trabajar media hora más se obtiene un rendimiento académico mínimo y, sin embargo, esos 30 minutos más exigen un gran esfuerzo”.
Para los expertos en capacitación docente, lo ideal es que los deberes escolares mantengan una periodicidad diaria, pero en ningún caso con jornadas extensas, sino que más bien concisas.
Los autores de esta investigación, explican que las tareas generan hábitos de trabajo en el alumno, ya que aprende a autorregularse. Le enseñan autocontrol, autonomía, a retrasar la recompensa…”.
Estrategias para los períodos de pruebas
Como mencionamos en el punto anterior, lo ideal es mantener un proceso de estudio regular y constante, sin embargo, en los períodos anteriores a las pruebas semestrales o los exámenes de fin de año, se requerirá de estrategias específicas.
Planificar: armar un calendario que esté en un lugar visible y con las fechas de cada prueba o examen.
Materias: definir cuáles son las materias en las que se tiene más habilidades y en cuáles el alumno
se siente más débil o inseguro permitirá definir a qué asignaturas se le debe dedicar más tiempo y en cuáles podría ser necesario recurrir a una ayuda externa, como un tutor o profesor particular.
Horas de estudio y descanso: en estos períodos será fundamental dormir y descansar bien ya que en algunos casos se requerirá más esfuerzo y más tiempo de estudio, el cual debe planificarse con intermedios para no sobrecargarse.
Técnicas de Estudio
Según explica Angela González, es importante “comprender los ritmos de cada niño, sus afinidades y destrezas para ciertas materias e identificar a qué estilo de aprendizaje pertenece cada estudiante o con cuál se siente más cercano: kinestésico, visual o auditivo. De esta forma, cualquier tipo de aprendizaje se hará más rápido y significativo para los estudiantes”.
A pesar de las individualidades de cada persona, hay algunas técnicas transversales que le han servido a muchos estudiantes.
- Ficha de estudio: tan simple como una tarjeta de papel o cartu- lina que ayuda a recordar rápidamente ciertos tópicos y contenidos relevantes. Pueden hacerse de varios colores, para
diferenciar las materias o para distinguirlas por su importancia.
Por ejemplo, en una cara, se puede escribir el nombre de un evento histórico importante y en la
otra cara, los personajes más relevantes. O simplemente, fechas o datos que sean más complejos de
memorizar.
- Resúmenes: aunque a menudo son despreciados por los estudiantes, aún son una excelente forma de fijar en la memoria o aprender los contenidos de una asignatura.
¿Cómo hacer un buen resumen?
l. Hacer una primera lectura para entender en términos globales de qué se trata el texto o materia.
- Explicar en voz alta de qué se trata lo leído.
- Releer y tomar notas, apuntes o subrayar las ideas más importan- tes. El objetivo es comprender cuáles son los argumentos principales y cuáles los menos relevantes.
- Finalmente, es importante volver a contar en voz alta el texto con
palabras propias.
Recomendaciones finales
En estos días, el acceso a la información es prácticamente ilimitado, por lo tanto, es muy recomendable recurrir a herramientas digitales. Buscadores como Google o plataformas de video como Youtube o Vímeo, pueden ser grandes aliados si se les saca partido correctamente.
Recurrir a ayuda externa, como hermanos o primos mayores; compañeros de curso que entiendan mejor la materia que nuestros hijos; o profesores particulares, podría transformarse en un buen punto de partida. Sobre todo cuando los niños son pequeños, les cuesta estudiar o nunca han creado
hábtios de estudio.
Aunque ya lo hemos mencionado anteriormente, siempre es bueno recordarlo:
Comprender los ritmos de sus hijos y entender a qué estilo de aprendizaje pertenece cada uno (kinestésico, visual o auditivo), puede facilitar todo el proceso de estudio.
Relacionado con lo anterior, el aspecto comunicacional no puede tomarse a la ligera. El uso eficaz de todos los lenguajes: oral, gráfico, visual, sensorial, estadístico y digital, será de gran ayuda para estudiar.
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