
Frente a estornudos, manchas en la piel, vómitos explosivos e irretabilidad de nuestros bebés, se nos plantean miles de dudas y si bien recurrimos directo al pediatra no tenemos claridad sobre la causa de estos síntomas.
¿Son normales, conllevan alguna patología, son causados por algo en particular? Una vez que nuestros hijos son diagnosticados con alergias comenzamos a entender su comportamiento, sin embargo asumimos como familia un costo emocional y económico que sin duda tiene efectos en nuestra vida cotidiana.
Santiago, de 1 año y 2 meses, cada vez que iba a la plaza -donde abunda el pasto y el polvo- regresaba a la casa congestionado, con granitos e inflamaciones rojas en su piel.
Sus padres tenían la duda si era un resfrío o una crisis alérgica. Sabían que había un porcentaje alto de probabilidades que se tratara de la última. Ambos presentan cuadros alérgicos en primavera, pero no tenían plena certeza que su pequeño hubiera heredado esta condición.
Problemas cotidianos de las alergias infantiles
Efectivamente, la forma de enfrentar las alergias en nuestros hijos es médicamente. Primero con un buen diagnóstico y luego adquiriendo los medicamentos específicos para el tratamiento de la alergia que presenta el pequeño.
Es en este punto donde la familia debe asumir altos costos económicos. Por ejemplo, en el caso de niños con alergia Alimentaria Múltiple Severa, puede haber intolerancia no solo a la leche de vaca, sino que también al huevo, soya, carne de vacuno, cerdo, acelga, papa (tubérculo) y porotos.
Además de tener que disponer mensualmente de un presupuesto para medicamentos, las familias que tienen niños con alergias alimenticias, deben lidiar con la búsqueda constante de proveedores de insumos para las dietas que deben tener sus hijos.
Y en casos de lactancia, la madre no puede comer ningún producto lacteo o que tenga en su composición suero de leche, proteína de leche o carne de vacuno, incluyendo pan y fideos.
En algunos de estos casos, solo queda buscar opciones en el extranjero para la dieta de los pequeños: por ejemplo, la leche Neocate Junior sólo la venden en Estados Unidos y se compra directamente en los laboratorios por lo que esta mamita arrienda una casilla en Miami.
Enfrentar la enfermedad en familia
Una vez que los diagnósticos de los médicos están claros, que ordenamos presupuestos e investigamos sobre los lugares donde adquirir los productos adecuados para el tratamiento de la alergia de nuestros pequeños, nos enfrentamos a la planificación diaria de rutinas y hábitos.
A veces, hay que limitar ciertas actividades por temor a desarrollar una crisis alérgica, paseos a la plaza o a los juegos del parque. También está el tema también de «las explicaciones sociales», ya que es clásico el comentario uy ¿y sigue resfriado el niño?… que llega a ser molesto.
En muchas mamás se instalan temores a situaciones tan cotidianas como llevar a su pequeño al jardín, una vez que su hijo es diagnosticado con un tipo de alergia.
Se preguntan si las personas a cargo del cuidado de sus hijos alérgicos tendrán la precaución de que no consuma algo que le pueda provocar una crisis alérgica.
También está el tema de que sus compañeros de jardín le ofrezcan alimentos que le hacen mal, y se suma la angustia de contar con los medios para llevarlo a una clínica que cuente con buenos especialistas, si se le presenta una crisis alérgica.
El apoyo de especialistas en alergias infantiles
Asistir a los mejores especialistas es fundamental para tratar de forma certera la alergia de nuestros pequeños. Primero hay que comenzar por el pediatra del niño, quien sabe su historial y consultarle con qué médico seguimos.
Luego de encontrar el especialista, debemos considerar también el apoyo psicológico familiar. No podemos dejar que el cansansio, el estres y la angustia nos consuma y dejemos de trabajar en pro de la mejoria de nuestro hijo.
Contar con un buen apoyo medico no es suficiente. La familia que tiene un hijo enfermo necesita apoyo sicológico y anímico. Más aún cuando socialmente las alergias no son consideradas como enfermedades graves y el entorno muchas veces tilda a los padres como aprensivos, desconociendo la realidad de esta patología.
Siempre es aconsejable buscar a papás con experiencias similares, sentirse ajena a la realidad que viven otras familias aumenta la angustia provocada por lidiar con hábitos y costumbres específicas para tratar al niño alérgico.
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